portada de Solo tierra, solo lluvia, solo barro. mujer tumbada con arbol en tripa

Solo tierra, solo lluvia, solo barro

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  • Título: Solo tierra, solo lluvia, solo barro

  • Autor/a: Montse Albets

  • Editorial: Hoja de Lata (2025)

  • Páginas: 224

  • Traducción: Natàlia Cerezo (del catalán al castellano)

  • Género / etiquetas: Novela contemporánea – duelo, maternidad, ruralidad, memoria familiar

 
 
 

De qué va

María regresa a la vieja casa familiar, la masía de Ca la Viuda, en un pueblo apartado. Vuelve a sus raíces agobiada con el peso del duelo, tras haberse quedado sin rumbo. En la casa encuentra recuerdos y presencias con las que dialogar y enfrentarse al pasado y al presente, a la perdida y al silencio. Otros personajes, con sus propios dolores y circunstancias observan a María, y la sostienen como pueden. ¿Como reconstruirnos cuando nuestro mundo se desmorona?

“Esto es lo que soy, mamá: un vaso roto, hecha añicos tan rápido que todavía no entiendo de donde ha venido el golpe»

Temas que trata

  • Duelo y pérdida: María busca de qué tirar para empezar de nuevo cuando solo siente vacío y no encuentra motivo ni dirección.

  • Raíces y memoria: la protagonista vuelve a su casa familiar en busca de aquellos que ya no están, pensando que su recuerdo va a ser consuelo o guía. También para recordar y resolver conflictos que quedaron. Como una niña pequeña que necesita una vuelta a las certezas de la infancia. 

  • Soledad y comunidad: a pesar de su desgracia, la vida sigue. Y esa vida está representada en el pueblo y sus habitantes. Ellos tienen sus dramas, sus cotilleos y sus pequeñas felicidades. Y María no les es ajena. De alguna manera la observan y sostienen. 

  • Ternura y necesidad de otros: Reflexionar sana, el tiempo sana, pero el contacto con otros seres humanos parece imprescindible para poder curar más rápido

En una época que no deja espacio para el silencio, este libro es una llamada a detenerse, a escuchar lo que duele y también lo que permanece.

Mi opinión

Lo que más me ha gustado de la novela es lo fácil que ha conectado con mis propios sentimientos. Todos hemos sufrido la pérdida, el duelo y la desolación de alguna manera. Es un texto introspectivo, muy humano, que pone en valor la necesidad de compañía y pequeños gestos. También es maravillosa la atmósfera que crea: te hace sentir y oler la casa, el campo, percibir la humedad, el frío…Tiene un ritmo pausado: nada ocurre rápido, y sin embargo todo se mueve por dentro. La autora sabe transmitir el duelo sin melodrama, con gestos pequeños que dicen más que las grandes palabras.

No es una historia de acción ni de giros, sino de introspección y ternura silenciosa. Una narración muy sensorial,  una de esas rarezas que se leen con los cinco sentidos.

En resumen: una historia sobre volver a las raíces, a la materia de la que estamos hechos. Solo tierra, solo lluvia, solo barro es una lectura que te llena el alma de emoción y memoria.

 

Rocío

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